Alma mía,
hija del pirata de sal,
hija del pirata de arena.
llevas 200 años moviéndote de punto en punto.
tu juventud se fue en avalancha.
Alma mía,
Llevas el color óxido de los cerros en la piel.
el atardecer cálido de los ojos en almendra.
y el calor insoportable en la ira, en la impaciencia.
Alma mía,
Eres la única flor que el desierto quiso parir,
amamantada en el agua salada,
la leche caliente de arena.
en el cobijo del mar de noche, negro, tibio, oscuro.
Alma mía,
La sangre burbujea en los brazos llevando las redes,
salimos a pescar con mantos,
eres hija del chinchorro sepultado bajo la arena.
Alma mía,
En el pecho llevas el peñón,
de arterias, de cuevas.
la sangre se escurre entre las rocas,
la sangre es absorvida por el polvo,
la sangre se seca al sol,
los cañones, las banderas.
Alma mía,
tu cuerpo yace en un cementerio
que crece como ciudad de locos.
entre amantes asesinados en el desierto,
entre una novia disecada en su pena,
esperando a su novio que nunca llegó,
y en los caminos de Azapa, lo seguirá esperando.
Alma mía,
Tu corazón está teñido con la sombra del olivo,
y con el intenso sabor de sus frutos,
eres equivalente a dos soles y sus noches de sudor.
Alma mía,
eternamente transitarás el camino del inca,
volverás eternamente al imperio,
hija del pirata Francis Drake.
otro cañón, otra bandera.
Alma mía, viajera
ahí naciste y huiste
de la promesa de una momificación perpetua,
del sol, la sal, la paja, el barro, la arena.
Te mueves de punto en punto,
pero aún sigues dando vueltas en el útero,
adonde vayas alma mía,
irá contigo el alma de ellos.